Y, ¿qué son las decisiones?
En
un artículo leí que “La toma de decisiones es uno de los procesos
más difíciles a los que se enfrenta el ser humano.” Y, personalmente,
opino que no es así cuando lo hacemos constantemente, tanto consciente como
inconscientemente.

Por
eso quiero prestar especial atención a las buenas decisiones tomadas en mi vida
(apartando mi teoría de la inexistencia de lo “bueno” y lo “malo”; en lo
que profundizaré más adelante). A aquellas que me trajeron los resultados que
estaba buscando o que me aportaron bienestar y felicidad cuando más lo necesitaba. Como, por ejemplo, mi decisión
de ser Coach de Artistas. Sin duda alguna, una de las mejores
decisiones que he llevado a cabo y que más plenitud
me ha traído y me sigue trayendo con cada proceso
que comienzo. Otra
buena decisión: ser vegetariana. Mi salud me lo ha agradecido con creces y me
siento mejor que nunca conmigo misma.
Y, ¿para qué crees que es importante
pensar en las buenas decisiones que
se han tomado?

Es
una forma de traer al presente las sensaciones que tuve en aquel instante
e infiltrar esa energía en lo que
está pasando ahora. Coger esa
referencia del pasado, me ayuda a promover en la realidad actual un estado
semejante que me ayuda a tomar incluso mejores decisiones. Sin
olvidar la relevancia de vivir en el aquí y en el ahora, me gusta tener
presente que lo que soy hoy, es el resultado de todas las decisiones que tomé “ayer”.
Así
que te invito a que hagas una lista de las buenas
decisiones que tomaste en el pasado y recojas lo más significativo de cada
una de ellas para tomar mejores decisiones en este preciso momento.